Las condiciones geográficas y climáticas de Costa Rica, la hacen un lugar atractivo para la industria de las maderas cultivadas, ya que en una misma zona pueden coexistir en armonía varios tipos de plantaciones.
Condiciones como precipitaciones superiores a 2800 mm al año, temperaturas medias de 26ºC aproximadamente y ciclos de sol bien diferenciados, se combinan para que varias especies líderes en el mercado maderero crezcan de manera natural en el territorio.
Gracias a que más del 50% de la superficie del país está cubierta por bosques, se ha trabajado arduamente en la preservación de este patrimonio, haciendo uso de proyectos de reforestación hasta campañas de concientización ambiental.
Estas políticas han llamado la atención del turismo mundial, pues gracias a la biodiversidad y la belleza de los parques naturales, el boom del ecoturismo no se ha hecho esperar.
¿Y es a quién no le gustaría admirar la belleza de los árboles de ébano, caoba, cedro, orquídeas, ceibas, manglares y otras especies? Además de animales como el puma, el colibrí, el mono, el coyote y muchos otros…
¿Es sostenible la producción de maderas cultivadas en Costa Rica?
Una de las preguntas que más se le hacen a la industria forestal es saber si sus actividades contribuyen al deterioro del ambiente.
Hasta mediados del siglo pasado, en nuestro país existía una tasa de deforestación alarmante, donde buena parte de nuestros bosques estaba sometido a la producción indiscriminada de madera.
Sin embargo, en el último cuarto de siglo se puso en marcha un proyecto de reforestación cuyos frutos se empiezan a ver, como un notable incremento en el área cultivada de especies madereras.
Entre estas especies se encuentran la teca y la melina, cuya producción contribuye al crecimiento sostenible del sector forestal en Costa Rica, a la par de atender la demanda de madera en bruto, aserrada y productos finales.